Piénsalo, lógralo.

Piénsalo, lógralo.

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Todos hemos oído historias de remisiones espontáneas; pacientes desahuciados o con enfermedades crónicas, que milagrosamente se curan sin ninguna explicación científica.

También hemos oído de casos en los que un paciente mal diagnosticado, muere y al hacer la autopsia se dan cuenta de que no tenía ningún tipo de enfermedad, no había razón para que se muriera; literalmente se murió porque se la creyó.

Hasta hoy la ciencia no tiene ninguna explicación concluyente para estos casos.

Varios investigadores de prestigiosas universidades se han dedicado a analizar este tipo de curaciones milagrosas y han determinado que los pensamientos y creencias tienen el poder de cambiar, no sólo tu humor sino también tu cuerpo.

Los pensamientos pueden activar los genes en tu cuerpo para enfermar o para sanar.

Joe Dispenza es uno de estos investigadores que demostró en carne propia que los pensamientos pueden curar el cuerpo; después de ser atropellado le dijeron que la única forma de volver a caminar era con una cirugía de columna bastante complicada,  él decidió no hacérsela y en pocas semanas sanó al 100% su cuerpo cambiando sus pensamientos y emociones.

Así como hay pensamientos que enferman, hay pensamientos que sanan.

Tu forma de pensar te determina; tu genética no.

El que muchas mujeres de tu familia hayan tenido cáncer de mama no quiere decir que tú también lo vas a tener. Puedes no activar el gen si controlas tus pensamientos y emociones y de la misma forma puedes activarlo o hasta crearlo; con tus pensamientos y emociones.

Hay genes que responden a la química interior, que es la que generamos con los pensamientos y otros que responden a la química exterior, que es la de nuestro medio ambiente.

Cuando nos enojamos, hablamos mal de otros, tenemos envidia y demás acciones y emociones no expansivas, generamos cierta química en el cuerpo y las células responden a esa química.  De la misma forma si somos bondadosos, compasivos y sentimos amor, generamos otro tipo de química: esta es la respuesta del cuerpo a los pensamientos.

El cuerpo se puede hacer adicto a los 2 tipos de química; por eso la gente negativa busca siempre más motivos para ser negativo; ya sea el clima, el vecino o el gobierno, necesita cada vez más dosis de la química que se produce con ese tipo de pensamientos.  Mismo caso la gente bondadosa, la vemos siempre sonriente y haciendo el bien ya casi en automático, su cuerpo les pide la misma química a la que lo han acostumbrado.

El cuerpo se hace adicto a la química a la que lo acostumbras.

Se ha estudiado también ampliamente el tipo de química que se genera con cada pensamiento; los pensamientos negativos generan una química dañina para el cuerpo, la del estrés.

Es estrés es la reacción del cuerpo ante un peligro inminente.  Si te está persiguiendo un león tu cuerpo entra en modo de “lucha o huida” para salvar la vida, es una reacción instintiva en donde las glándulas suprarrenales empiezan a producir adrenalina para incrementar la frecuencia cardiaca, contraer los vasos sanguíneos y demás acciones que se necesitan para luchar o huir; también se “apagan” todos los sistemas de cuerpo  que no sirven para salvar la vida como el sistema digestivo.

El cuerpo está hecho para soportar bien estos desbalances de forma temporal, ya que te le escapaste al león todo vuelve a la normalidad; pero si sigues estresado (estrés crónico) entonces la química empieza a intoxicar al cuerpo.

El estrés crónico  activa la inflamación en el cuerpo y la inflamación es la madre de todas las enfermedades.

El estrés también produce cortisol que es indispensable si nos persigue un león, ya que mueve los aminoácidos almacenados en el cuerpo estimulando al hígado para convertirlos en glucosa que se usa como energía para poder pelear o huir del león; también inhibe las señales de dolor, pero a mediano plazo el cortisol es tóxico para el cuerpo.

El problema es que si estás muy estresado sentado en tu oficina o atorado en el tráfico, el cuerpo manda la misma señal que mandaría si te estuviera persiguiendo un león y activa el modo “pelear o huir”, pero como no estas corriendo despavoridamente por la jungla, la energía extra del cortisol no se usa y se almacena como grasa alrededor de la cintura.

El estrés crónico engorda.

Con los pensamientos y experiencias positivas sucede lo contrario; el cuerpo empieza a producir oxitocina que es la hormona del amor, de la bondad y de la compasión.  Al producirla se nos quita el miedo y la ansiedad, y como no estamos ya en un estado egoísta en el que el cuerpo sólo piensa en sobrevivir, se abre toda nuestra área creativa; en este estado es donde podemos crear salud.

Los pensamientos van más allá de sólo ponernos de buenas o de malas, la respuesta es física y por lo mismo, el resultado afecta tu físico.

Los pensamientos producen emociones y las emociones sanan o enferman. Esto no es cuestión de fe, es ciencia.

Para crear salud:

1. Activa tus genes desde adentro.

Vive con pensamientos y acciones positivas.  Controla tu mente y edúcala para no estar buscando el negrito en el arroz; el punto negro en la hoja blanca.  Cosas malas hay muchas y nos pasan todos los días;  no sirve de nada quejarnos del calor y estar de malas porque hace mucho calor.  Conocí una persona que cuando se manchaba la ropa al comer se enojaba tanto que una vez estuvo cerca de un infarto; de más está decir que se manchaba casi diario por la atención obsesiva con la que trataba de no ensuciarse, toda su energía estaba en la ropa a la hora de la comida. Hay que tratar de controlar la mente y no engancharnos en pensamientos que te intoxican.

Procura ser tolerante; si algo te desespera observa tu reacción, respira profundo y, si no es de vida o muerte, déjalo ir y se compasivo ante la situación.  Busca ser empático con todas las personas y enfócate en lo mejor de cada situación. No critiques, no juzgues, trata de no enojarte y aun si estas ante una situación estresante busca métodos para liberarte del estrés.

Enfócate siempre en lo mejor de cada situación, ríete, ama, se compasivo, empático, altruista y agradecido.

Especialmente el amor y el agradecimiento son sentimientos muy poderosos que activan toda la química benéfica en el cuerpo. 

Ten rutinas que mejoren tu vida; en el tráfico manda bendiciones a quienes te rodean, canta en la regadera, baila cuando te vistes, disfruta el atardecer y date 5 minutos al día para agradecer por lo que tienes.

Puedes no ser responsable de lo que  pasa, pero sí eres responsable de cómo decides actuar ante eso . 

2. Activa tus genes desde afuera.

Controla tu entornoDe las cosas externas que activan o desactivan los genes hay cosas que no puedes controlar completamente como la contaminación, pero hay muchas otras que sí puedes controlar o mantener a raya para que no afecten la química de tu cuerpo.

Uno de los contaminantes más grandes son las noticias, nos llegan a diario miles de mensajes de las tragedias que están pasando.  Si puedes ayudar y ser parte de la solución hazlo, pero si no puedes se compasivo, manda toda la energía positiva que puedas en tus oraciones o meditaciones, y no sigas contaminándote con algo en donde no puedes sumar.  A menos que sea necesario, no compartas las malas noticias y tragedias con las que te inundan todos los días, no las hagas crecer con tu energía.

Otros de los contaminantes externos a los que tu cuerpo responde con química negativa son el cigarro, el alcohol, las drogas, las imágenes negativas, ciertos tipos de música y otras cosas de las que hablaremos en otras entradas del blog.

Donde pones la atención pones la energía.

De las pocas cosas de nuestro entorno sobre las que tenemos absoluto control es la comida que metemos diariamente a nuestro cuerpo.

 El tipo de comida que consumimos  activa o desactiva ciertos genes. 

Miles y miles de estudios han comprobado el efecto nocivo del azúcar, los alimentos procesados y la comida rápida en el cuerpo.  Y también miles y miles de estudios han demostrado los beneficios de comer sano; por lo tanto lo mejor que puedes hacer para tu cuerpo es ¡Comer sanamente!.  Consume alimentos enteros,  de preferencia orgánicos (libres de pesticidas y antibióticos) y hechos con amor en tu casa.  Lleva una alimentación basada en plantas (verduras, frutas, granos), limita tu consumo de carnes rojas a 1 vez por semana, come grasas sanas y mantente hidratado tomando agua sola.

Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento.

Haz ejercicio y aumenta tanto las endorfinas como la oxitocina.  Premia a tu cuerpo todos los días con la hormona del amor.

Medita, la meditación relaja el cuerpo y la mente para liberarte del estrés.  Es una de las acciones más efectivas para reducir el estrés y mantenerlo controlado todos los días; además es la herramienta más efectiva para crear el futuro que deseas.

Tu puedes lograr lo que quieras si cambias tu forma de pensar.  En este blog vamos a ahondar cada vez más en esto, especialmente en cómo cambiar tus pensamientos en relación a tu salud y tu peso para que logres vivir en un estado pleno de bienestar infinito.

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