Una de las cosas más importantes en el tema de la nutrición no son ni las vitaminas ni los minerales de la comida; lo más importante es nuestra relación con la comida, que es la suma de nuestros pensamientos y sentimientos acerca de lo que comemos.
Si dos personas están viendo el mismo plato de comida no ven lo mismo, y por eso es que tampoco lo metabolizan de la misma forma.
Imagínate que tienes frente a ti un plato de pasta, salmón y ensalada. Si lo que quieres es bajar de peso lo que vas a ver son calorías, harina y grasa, si eres un atleta de alto rendimiento lo que vas a ver enfrente es una fuente de energía y músculo. Un vegano va a ver únicamente el pescado muerto y no va a querer tocar nada de lo que está en el plato, mientras que un pescateriando va a ver frente a él una comida muy apetecible. Un nutricionista va a ver un plato con macronutrientes y vitaminas.
Cuando se coman este plato de comida, cada una de estas personas lo va a metabolizar de forma muy diferente pues la forma en la que metabolizamos responde a lo que pensamos.
Lo que piensas y crees acerca de la comida determina su poder nutricional y su efecto en tu peso corporal.
Cerebro – sistema digestivo
Nuestra mente está en constante comunicación con el sistema digestivo. Si vas a comerte un pastel, la información de esa imagen llega al hipotálamo que la traduce en química en el cuerpo, el hipocampo traduce la actividad de la mente en biología dentro del cuerpo.
El hipocampo interpreta los sentimientos, emociones y pensamientos y las traduce en respuestas físicas.
Si el pastel es tu favorito y te lo comes disfrutando cada bocado, el hipotálamo modula este sentimiento positivo mandando señales a las glánduas salivales, al esófafo, al estómago, al intestino, al pánceras, al higado y a la vesícula a través del sistema nervioso parasimpático. Esto hace que se estimule la digestión y se metabolice perfectamente el pastel, el cuerpo va a usar esas calorías de una forma muy eficiente.
El sistema nervioso parasimpático se encarga de la respuesta de relajación.
Si por el contrario, te sientes culpable al comerlo y te juzgas y te regañas por comértelo, el hipotálamo va a tomar este sentimiento negativo y va a enviar las misma señales pero a través del sistema nervioso simpático.
El sistema nervioso simpático se encarga de la respuesta al estrés.
Esto hace que se cierren parcialmente los órganos digestivos por lo que no lo vas a metabolizar correctamente, el pastel va a pasar mucho tiempo en el sistema digestivo lo que va a afectar la bacteria buena del intestino y liberar toxinas al torrente sanguíneo.
En este caso el cuerpo no usa las calorías de forma eficiente por lo que quema menos, también suben los niveles de cortisol e insulina (hormona responsable de la acumulación de grasa); y así la culpa por comer algo que nos hace engordar se hace realidad y se traduce de inmediato en más grasa acumulada en el cuerpo.
La culpa, el tener pena por nuestro cuerpo, el juzgarnos y todas esas cosas que hacemos cuando queremos bajar de peso, estresan al cuerpo y hacen que la comunicación entre el hipotálamo y el sistema digestivo sean a través del sistema nervioso simpático.
Puedes comer la comida más sana del planeta pero si tus creencias, pensamientos o emociones son negativas la digestión va a ser mala y la acumulación de grasa alta.
Por el otro lado puedes no estar comiendo la mejor comida pero si tu mente y tus emociones son positivas tu cuerpo va a ser más eficiente al metabolizarla y va a acumular menos grasa.
Esto se ha comprobado con miles de estudios de medicamentos en los que muchos pacientes reciben el medicamento placebo (el que no tiene la sustancia activa) y desarrollan los efectos secundarios como si estuvieran tomando realmente el medicamento real, casos de personas que sin haber recibirdo quimioterapia pierden el pelo pues CREEN que la están recibiendo son muy comunes.
Si nuestra mente puede lograr que se nos caiga el pelo sin motivo, ¿qué creea que puede logar si cree que la comida que está consumiento le hace daño?
Con esto no te digo que puedes comer lo que sea sin esperar algun efecto en tu cuerpo sino que es importante no dejar de ver la tremenda influencia que tienen nuestras emociones en nuestra digestión.
Todos los días miles de personas comen alimentos “prohibidos” con culpa, enojo, rechazo y juicio y activan, sin quererlo, el sistema nervioso simpático por lo que acumulan más grasa y queman menos calorías.
El cuerpo responde a la mente.
Para activar el sistema nervioso parasimpático en cada una de tus comidas debes enfocarte en percibir tu comida con los 5 sentidos, cuando el cerebro recibe el placer que necesita de la comida y dejamos atrás los pensamientos tóxicos aceleramos el metabolismo y la quema de grasa.