- Siéntate en una posición cómoda sin recargar el cuello, ni la cabeza, y cierra los ojos.
- Pon la atención en tu respiración, inhalando y exhalando por la nariz.
- Inhala; siente cómo entra el aire por la nariz, siéntelo entrar a los pulmones y siente el abdomen subir y bajar. El aire que entra es fresco, un poco frío.
- Exhala; siente cómo baja el abdomen y siente el aire saliendo de los pulmones . El aire que sale es más templado y húmedo.
- Mantente así por 10 0 15 minutos; si te llegan los pensamientos obsérvalos, etiquétalos como “pensamiento” y déjalos ir.
Los pensamientos no son el enemigo de la meditación, no te desesperes tratando de no pensar; cuando llegue un pensamiento déjalo pasar sin aferrarlo y regresa a tu respiración.