Muchas personas comen de forma compulsiva; se dan atracones y después de hacerlo, la culpa es tan grande que las lleva a hacer ejercicio como locas o a usar laxantes y a otros comportamientos no saludables para “compensar” el atracón.
Esto es lo que se conoce como bulimia.
La bulimia no es sólo comer y después provocarse el vómito; es comer y después purgarse de alguna forma (ejercicio, laxantes, ayunos, vómito).
El darnos atracones puede tener varios orígenes, en algunas personas puede ser el deseo de compensar o anestesiar eventos de sus vidas, de su pasado, el tratar de comerse sus emociones y muchas otras cosas más, pero para otras, darse atracones es un tema más simple.
Muchas veces los atracones sólo significan que la mente nos está pidiendo mucha comida.
Pero ¿por qué la mente nos pide tanta comida?
Una de las cosas que más nos llevan a caer en el hábito de darnos atracones, son las dietas. Sí, los atracones pueden ser un hábito y los hábitos ¡se pueden cambiar!
Antes de explicarte cómo es que las dietas nos llevan a los atracones constantes, te quiero explicar esto:
Las 2 mentes.
Tenemos 2 mentes, la mente instintiva que tienen todos los animales y la mente racional que sólo tenemos los seres humanos.
La mente instintiva (inconsciente) nace del cerebro animal que es el más antiguo hablando en términos de evolución. Este cerebro es el responsable de mantener nuestras funciones biológicas básicas y de asegurar nuestra supervivencia.
Desde este cerebro se generan nuestros impulsos por comida, sexo, oxígeno y demás cosas que necesitamos para sobrevivir.
El cerebro animal es automático, no piensa sólo manda las señales que considera que son indispensables para nuestra supervivencia, es irracional y se encuentra en la zona central del cerebro rodeado por la corteza cerebral; por eso se conoce como la subcorteza cerebral y es casi idéntico al que encontramos en los animales.
Por otro lado, tenemos la parte más nueva del cerebro, hablando en términos de evolución, que es el cerebro humano y ahí es donde “reside” nuestro verdadero yo, nuestra mente consciente.
La mente consciente es lo que nos hace a cada uno de nosotros, pues es de donde viene la conciencia, la identidad, la racionalización, la memoria y la inteligencia.
Nuestra mente consciente controla nuestros comportamientos voluntarios y el movimiento de cada parte del cuerpo.
Es decir, el cerebro animal no puede hacer nada porque no tiene el control de nuestro sistema motor, lo único que puede hacer el cerebro animal es mandar señales, pero quien tienen el control de hacer algo o de no hacerlo ante esas señales es el cerebro humano, específicamente la corteza prefrontal de la que tanto te he hablado.
Las señales son esa voz (pensamientos) que nos llevan a emociones no placenteras cuando no hacemos lo que el cerebro animal quiere. Tratar de razonar o discutir con este cerebro es una pérdida de tiempo pues no es un cerebro racional.
¿Por qué me doy atracones?
Casi todos los problemas de atracones aparecen después de haber hecho dietas.
De hecho, una de las principales razones por las que nunca es recomendable hacer dieta en la adolescencia, es porque se ha visto que la bulimia rara vez aparece sin una historia de dieta en la adolescencia.
Los primeros atracones o el hambre intensa que nos da cuando hacemos dietas, nacen de nuestro cerebro animal, específicamente del hipotálamo.
Cuando nuestro cerebro instintivo detecta que algo pone en riesgo nuestra vida, reacciona de forma automática impulsándonos a hacer lo que sea necesario para protegernos; esto es el instinto de supervivencia.
El cerebro instintivo interpreta las dietas restrictivas como una amenaza a la vida y de forma natural busca salvar al cuerpo de la hambruna.
Aun si la dieta no es muy estricta y no hay riesgo de morir de hambre, el hacer dieta va en contra de nuestra naturaleza y nuestro cerebro instintivo va a pelear contra ella.
Nuestro cuerpo y nuestra mente entran en estado de supervivencia cuando nos restringimos la comida, esto es algo de lo que te he platicado mucho.
Escucha aquí el podcast de Las dietas engordan.
El metabolismo se desacelera, muchos sistemas se cierran total o parcialmente y nuestro cerebro instintivo se va a preocupar de una sola cosa…de que comamos.
Entre más nos restringimos la comida más señales nos va a mandar el cerebro instintivo para que comamos ¡ya!; señales como el hambre, los antojos tremendos, angustia, ansiedad, etcétera.
Y cuando finalmente decidamos comer la señal va a ser “¡come mucho porque puede venir otra hambruna!”, por lo que fácilmente podemos llegar a comer sin control.
Esto no depende de tu fuerza de voluntad sino de tu instinto de supervivencia, tu cerebro es perfecto y está respondiendo de una forma perfecta ante lo que considera un riesgo.
Por eso, cuando rompemos la dieta, generalmente lo hacemos con mucha comida.
Seguimos cableados como nuestros antepasados, estamos programados para protegernos cuando hay escases de comida. Nuestros ancestros necesitaban el hambre para salir a cazar o encontrar comida, y cuando tenían la oportunidad comían toda la que podían comer pues no sabían cuándo iban a poder comer otra vez.
Hoy, para la mayoría de nosotros, la comida ya no escasea, pero para nuestro cerebro una dieta restrictiva es igual a escases.
Si empezaste con dietas en la adolescencia, cuando tu cerebro no está completamente desarrollado (antes de los 21 años aproximadamente), tu cerebro instintivo responde con más fuerza ante un riesgo.
Tu cerebro te lleva a hacer exactamente lo contrario a lo que buscabas con tu dieta, te lleva a comer más de lo que comías antes de la dieta.
Si sigues con la dieta, o la dejas, pero sigues “controlando” tus calorías, tu instinto de supervivencia va a seguir viendo eso como un riesgo y va a seguir llevándote al atracón cada vez con más frecuencia y con impulsos más poderosos.
Los atracones, casi siempre, son la compensación a un déficit calórico sostenido y es el déficit calórico lo que le enseña a nuestro cerebro que las hambrunas son comunes.
¿Por qué me sigue atacando el impulso de darme atracones?
Muchas veces dejamos la dieta, dejamos el controlar calorías o el hacer purgas y aún así seguimos con ese impulso tremendo de darnos un atracón ¿por qué pasa esto?
Una vez que nuestro instinto de supervivencia nos lleva al atracón, difícilmente el cuerpo borra esa experiencia, porque comer activa las zonas del placer del cerebro.
Sí, comer nos causa placer, a todos, y la comida alta en grasa y en azúcar nos causa un placer comparable al de muchas drogas ilegales.
Por un lado, tenemos el que nuestro cerebro animal nos lleva a los atracones que nos “preparan” para no morir de hambre, de esa forma nuestro cerebro instintivo aprende que los momentos de hambruna son comunes, y por el otro, nuestro cuerpo tiene memoria y nos lleva a repetir las cosas que nos hacen sentir bien.
Así es como esos impulsos que manda el cerebro animal se convierten en un hábito.
Para la mente no hay hábitos buenos o malos, son simplemente hábitos, y esos hábitos nos han mantenido vivos hasta ahora.
Pensamientos.
Es importante darnos cuenta de que NO somos nuestros pensamientos ni las emociones que generan, somos quien tiene la capacidad de reaccionar ante esas emociones y pensamientos, o de no hacerlo.
Nuestros pensamientos son algo que sucede en nuestro cerebro. Como un lienzo con pintura, no somos la pintura, somos el lienzo en donde puede haber varias pinturas diferentes.
Su fuéramos nuestros pensamientos, cada vez que cambiáramos nuestra forma de pensar, dejaríamos de ser nosotros y no es así.
Siempre tenemos la opción de elegir lo que hacemos pues el hacer o no las cosas depende de nuestro cerebro humano; de nuestra mente consciente.
Nuestro cerebro instintivo NO tiene la capacidad de hacer que nos levantemos a comer, esa capacidad sólo la tiene el cerebro humano, es decir, tu verdadero yo.
Hablando de la ansiedad y demás emociones que nos llevan a darnos un atracón, debemos reconocer que esas señales vienen del cerebro instintivo, debemos diferenciarlo del cerebro humano, podemos ignorarlo y en poco tiempo se va a silenciar.
Cuando sientas las ganas de darte un atracón no respondas, simplemente escucha a tu cerebro instintivo, no quieras razonar pues la mente de tu cerebro instintivo no razona, sólo escucha y siente sabiendo que esos pensamientos y emociones no son lo que tú eres.
Tú no eres tu cerebro animal y no tienes que responder a todas las señales que te manda.
Una vez que aprendes a separarte de tu cerebro animal y a darte cuenta de que quien tiene el control eres tú, las urgencias por darte un atracón desaparecen.
Esto es lo que pasa con los fumadores que realmente creen que necesitan un cigarro, dejar de fumar no es cosa de fuerza de voluntad (créeme, lo sé porque trate de hacerlo muchas veces con pura fuerza de voluntad).
Para dejar un mal hábito debemos entender que los impulsos que nos llevan a ese hábito nacen de una parte de la mente que no somos nosotros, y que nuestro verdadero yo es quien tiene el control.
Cuando aprendes a ignorar, no a controlar con fuerza de voluntad, sino a ignorar los impulsos de tu cerebro animal, éstos desaparecen en muy poco tiempo.
Puede sonar difícil, puedes creer que lo que necesitas es fuerza de voluntad, pero no es así, lo único que necesitas es reconocer que esa voz no eres tú, que esas emociones vienen de tu cerebro instintivo que grita para que hagas lo que cree que debes hacer, pero sólo tú, con tu cerebro humano, puedes tomar la decisión de responder o no a esos impulsos.
Escúchalo como escucharías a otra persona diciéndote que hagas algo que no quieres hacer, e ignóralo.
Si ya entendí, necesitamos cautivar esa voz que nos dice que necesitamos los azucares, chocolates y tal vez sustituirlos por alguna otro alimento que nos nutra?
Escucharla, pero no tienes que hacer lo que la voz diga. Y si comes bien, alimentos reales…la voz ya no tiene mucho que decir, beso
Muchas gracias de nuevo Renata, como siempre muy interesante y clara tu información que es de mucha ayuda!!!! Gracias, Gracias, Gracias!!!!
Un placer, beso ❤
Si es verdad ..eso me pasa
Espero se encuentre bien Renata Dios la siga bendiciendo y la Santísima virgen María siga intercediendo por usted para seguir compartiendo sus enseñanzas de bienestar infinito a toda la humanidad … Desde que la sigo trato de seguir nutriendome como usted lo enseña y me siento acompañada de usted es importante para mí me siento muy agradecida ❤️
Qué linda, es un gran honor poder ayudarte en algo y sí, aquí estoy contigo, beso
¡Cuanta razón tienes Renata !!!!!!!!😔