Muchas personas creen que la causa de sus enfermedades es genética, que nacieron con cierto gen y que eso los determina; visto de esta forma la genética puede ser una condena, una maldición heredada.
La ciencia ha demostrado que sólo el 2% de la población nace con algún problema genético que determina su salud; enfermedades como Huntington, beta talasemia y la fibrosis cística son el tipo de enfermedades que sí son hereditarias.
El resto, el otro 98% de las personas nacemos con genes que nos pueden garantizar una vida sana.
Epigenética, la nueva ciencia.
La Epigenética, ciencia que va más allá de la genética, explica cómo nuestras propias experiencias definen qué material genético se ha de activar en nuestro cuerpo; es decir, la relación entre nuestros genes y el entorno. Se ha demostrado que las enfermedades como el cáncer, la diabetes o las enfermedades cardiacas no son el resultado de un gen con problemas desde el nacimiento, sino el resultado de muchas interacciones entre muchos genes y factores ambientales (estímulos externos), que son los que controlan a los genes.
Los avances de la Epigenética han demostrado que nuestra genética no nos determina.
El Dr. Bruce Lipton nos dice que la idea de que los genes controlan el cuerpo es una hipótesis que se ha repetido varias veces hasta que se ha creído cierta, pero que es un supuesto que no se ha podido comprar nunca.
Los genes son simplemente instrucciones escritas; lo que determina si esas instrucciones se van a seguir o no y en qué grado, es la información que le llega a la célula desde afuera; del medio ambiente.
Lo que activa la expresión de los genes son las señales del medio ambiente.
Nuestro medio ambiente.
Hay muchas cosas del medio ambiente en el que vivimos que pueden afectar la expresión de nuestros genes, como los alimentos que consumimos y las toxinas; pero me voy a enfocar aquí en el medio ambiente que produce nuestro cuerpo para nuestras células.
Cada vez que tenemos un pensamiento nuestro cerebro produce una reacción química; imagínate estos químicos como mensajeros que llevan la señal del cerebro a todo el cuerpo. El cuerpo reacciona físicamente para estar en concordancia con el pensamiento, por lo que nos sentimos como pensamos; esto es una emoción.
Las emociones son los pensamientos hechos química que se manifiestan en el cuerpo.
Por ejemplo, si pienso en que mi hija está lejos y no la voy a ver en meses, ese pensamiento libera cierta química que me genera una emoción (tristeza). A este estado se le conoce como estado de ser o estado mental.
Estado de ser es cuando la mente y el cuerpo están en concordancia.
Aunque todo empieza con el pensamiento, no podemos cambiar la química del cuerpo sólo tratando de cambiar nuestros pensamientos pues en la ecuación hace falta la emoción para que se genere la química.
Creando salud.
De cómo de cambiar los patrones inconscientes de pensamientos negativos ya te he platicado en La habilidad de cambiar, transfórmate en la persona que quieres ser; y usando la misma técnica también se puede cambiar la química del cuerpo para definir la forma en la que se expresan nuestros genes.
Los investigadores del Centro de investigación HeartMath de California, han demostrado que las emociones positivas como el amor y la felicidad, crean patrones que regulan y organizan el ritmo cardiaco, a esto ellos le llaman coherencia cardiaca.
Cuando logramos un estado de coherencia cardiaca unido a una intención clara podemos modificar conscientemente nuestra expresión genética.
De hecho así es como lo hacemos de forma inconsciente; cuando pensamos algo que negativo (consciente o inconscientemente), estos pensamientos producen la química que nos hace sentir enojados o estresados; esa química causa que los genes se expresen de cierta forma haciendo que te sientas como piensas y pienses como te sientes.
Para reconocer el pensamiento negativo inconsciente date cuenta de que hay momentos en los que te sientes mal (enojada, triste, ansiosa) sin razón, y busca qué pensamiento fue el que activó esa emoción.
Nuestro cuerpo responde a esta química con ciertas instrucciones genéticas que CREAN la enfermedad.
Para revertir este efecto debemos hacerlo de forma consciente con pensamientos y emociones positivas.
Si queremos crear salud debemos tener una emoción elevada y un pensamiento consciente, para que se creen coherencia entre la mente y el cuerpo.
Para lograr que esta coherencia cardiaca influya en la forma en la que se expresan nuestros genes debemos unir una emoción elevada con una intención consciente.
Crea salud y no enfermedad
Si lo que queremos es salud debemos pensar en estar saludables y sentir la felicidad de estar saludables; es decir SER saludables.
Cómo hacerlo:
1. Respira profunda y lentamente varias veces, exhalando también lentamente (a la cuenta del 1 al 5) hasta que sientas que tu cuerpo y tu mente están en calma.
2. Toca tu pecho a la altura del corazón y enfócate en alguna experiencia pasada que te haya hecho sentir amor o felicidad.
3. SIENTE ese amor en tu corazón mientras te enfocas en ser sano.Une esa emoción elevada con tu intención de estar sano, más que en visualizar la experiencia enfócate en sentirla, en ser sano, en cómo te sientes SIENDO sano; y mantén la emoción de estar sano por lo menos 5 minutos.
De esta forma tu cerebro y tu cuerpo entran en coherencia y tu cuerpo empieza a producir la química que va a ser el medio ambiente de tus células que va a definir cuáles genes se van o no a leer en tu cuerpo.