- Obsesionarte con tu peso.
- Comer sin vitamina P (Placer).
- Restringirte comidas por miedo a engordar.
- Querer cambiar tu cuerpo con estrategias de odio como dietas y medicamentos.
- No comer cuando tienes hambre.
- Criticarte por como te ves.
- No escuchar a tu cuerpo y pelear con el.
No tienes que cambiar tu cuerpo para amarlo, pero sí debes amarlo para poder cambiar.