Llevamos muchos años creyendo que nuestros genes nos definen, que si tenemos un gen de enfermedad esa enfermedad se va a desarrollar en nosotros, ¿es esto cierto?, ¿estamos condenados por nuestra genética?
La genética ¿nos determina?
Tener ojos cafés o pelo rubio tiene que ver con nuestra genética, medir 1.60 o 1.70 también tiene que ver con nuestra genética, con los genes que heredamos de nuestros padres y de todos nuestros antepasados. Además de los genes, que caracterizan nuestro físico, también heredamos de nuestros antepasados muchos otros genes.
Mi padre murió con Alzheimer, los últimos años de su vida ya no reconocia a ninguno de sus hijos y no podía comer sin sonda.
Mis hermanos y yo vimos a decenas de doctores durante la enfermedad de mi padre. Uno de tantos doctores nos dijo: “tienen que tomar en cuenta que uno de ustedes 3 va a tener Alzheimer, así es la genética”. Los 3 sonreímos con ese comentario y a ese doctor no lo volvimos a ver nunca, pues mis 2 hermanos y yo sabemos perfectamente que la genética NO nos determina.
Aún si tuviéramos el gen del Alzheimer, la Epigenética nos enseñó que en gran parte, son nuestras decisiones las que definen si ese gen se va a leer o no.
¿Qué es la Epigenética?
La Epigenética es la ciencia que va más allá de la genética. Esta rama de la ciencia nos enseña que tenemos mucho más control de la expresión de nuestros genes del que creíamos tener.
Nuestros genes responden al medio ambiente, se leen o se dejan de leer dependiendo del medio ambiente en el que viven, por lo que si hacemos cambios en ese medio ambiente podemos “decidir” cuáles genes se van a leer y cuáles no.
El medio ambiente de nuestros genes es la sangre.
Los genes están en nuestras células, y el medio ambiente de nuestras células cambia en base a nuestra nutrición, a nuestro nivel de estrés o de relajación, con la luz del sol, con ciertas hierbas, con la meditación, con el ejercicio que hacemos o no, y con muchas cosas más.
Hay muchos estudios que demuestran que cuando estos factores cambian, la expresión de nuestros genes cambia.
Esto quiere decir que nuestras células se renuevan usando el gen que se puede leer dependiendo de la química que hay en nuestra sangre. Podemos tener el gen del cáncer o de la obesidad, pero este gen únicamente se va a leer si la química de nuestra sangre le permite que se lea.
La genética es como una pistola, y el medio ambiente es el disparador de esa pistola.
Si el medio ambiente es el adecuado, la pistola se dispara.
Nuestras células están en constante renovación, unas mueren y otras nacen, las células nuevas se crean en base a los genes que se pueden leer.
Imagínate los genes como planos de construcción, las células leen el plano al que tienen acceso, y en base a ese plano es que se forman las nuevas células.
Si el plano que se puede leer es el de un gen enfermo entonces la nueva célula va a estar enferma, si el plano que se puede leer es el de un gen sano, entonces la nueva célula va a ser una célula sana.
Por ejemplo, al fumar cambiamos la química de nuestro cuerpo; la nicotina, el alquitrán y todos los demás químicos del cigarro entran a nuestra sangre y cambian el medio ambiente de nuestras células. Esto hace que las células de los pulmones tengan acceso a genes que no son los ideales para que se formen las nuevas células. Las nuevas células nacen enfermas, y si seguimos fumando vamos a tener muchas células enfermas hasta desarrollar un cáncer de pulmón, pues esta célula enferma se va a dividir para crear nuevas células también enfermas.
Esto no es nuevo, todos sabemos que fumar nos puede llevar a desarrollar cáncer de pulmón o enfisema pulmonar entre otras cosas.
Con nuestras decisiones, todos los días estamos creando nuestra salud o nuestra enfermedad.
El aire que respiramos, las toxinas, el estrés, los productos de cuidado personal que nos untamos, el ejercicio que hacemos y todo lo que ingerimos, entre muchas otras cosas, tienen un impacto muy importante en nuestra expresión genética.
La comida literalmente le habla a nuestro ADN.
Una de las cosas que más influye en el medio ambiente de nuestras células es la comida. Cuando comemos, en pocos minutos, los nutrientes o antinutrientes de nuestra comida están en nuestra sangre “hablando” con nuestro ADN.
Comemos 2, 3, o más veces al día y es ilógico pensar que eso no tiene un impacto importante en nuestra expresión genética.
Con la comida que decidimos comer estamos literalmente decidiendo qué genes va a leer nuestro cuerpo.
Se ha demostrado que la comida chatarra, la comida procesada, el azúcar refinada, las harinas de grano, los antibióticos de la carne, los conservadores, las toxinas de los pesticidas y muchas sustancias más que ingerimos, cambian el medio ambiente de nuestras células y permiten que se lean los genes enfermos.
Todos conocemos personas que comen y comen chatarra y no suben de peso, en parte esto depende del metabolismo pero ¿el metabolismo es genético?, ¿heredamos el metabolismo de nuestros padres o de nuestros abuelos? La Epigenética nos dice que sí, y estas personas que comen y comen comida chatarra, están mandando la señal para que eventualmente se lean los genes de un metabolismo más lento, o de obesidad, o de diabetes, o de miles de enfermedades más.
Eventualmente sus células se van a empezar a reproducir con algún plano de no salud.
Podemos tener el gen de la obesidad, pero este sólo se va a leer si le damos a nuestras células el medio ambiente adecuado para que se lea.
La comida que ha demostrado que le da a nuestros genes el medio ambiente para que se lean los genes de salud, no sólo en relación con el peso sino con la salud en general, es la comida real, en su forma origina, como nos la da la naturaleza.
¿Podemos cambiar nuestra genética?
Los nuevos estudios nos demuestran que sí, pero de esto te platicaré en otro artículo.