Comemos todos los días y es obvio que a la mesa llegamos con muchas cosas más que nuestro plato de comida. Las tensiones, enojos, alegrías y demás sentimientos de todos los días nos acompañan cada vez que comemos algo.
Nuestro estado de ánimo y de conciencia influyen más en la alimentación que la comida misma. Cuando comes con estrés o enojo la química del estómago es más ácida de lo que debe ser y los alimentos no se aprovechan bien, además comes de más para contrarrestar el efecto ácido.
Cuando comes sin tener presente que lo estás haciendo; como cuando lo haces frente a la televisión; tu cerebro no recibe las señales de satisfacción que debe recibir al comer, por lo que también comes de más, masticas mal y no aprovechas los nutrientes eficientemente pues el cerebro no se da cuenta de que ya comiste.
Para tener una buena absorción de nutrientes la sangre debe estar en el estómago trabajando en la digestión. Un consejo ayurvédico para mandar la sangre del cerebro al estómago es tomar una taza de agua tibia antes de comer y pequeños sorbos de agua tibia durante la comida; evita las bebidas frías durante y después de la comida.
Para comer sólo lo que necesita tu cuerpo, bajar de peso y aprovechar al máximo los nutrientes sigue estas recomendaciones:
1. Agradece.
Con el simple hecho de pensar en agradecer por los alimentos estas cambiando la química del cuerpo. Agradece el camino que llevó esa comida a tu plato; agradece al agricultor, al transportista, al punto de compra, a quien preparó los alimentos y a Dios o al universo por ese regalo diario.
2. Come con consciencia.
Activa tus 5 sentidos al momento de comer. Antes de empezar observa tu plato, enfoca la mirada en cada color, en el acomodo de la comida en el plato, en la armonía de lo que estas por comer. Respira profundamente y detecta los diferentes olores de la comida, busca el olor que más prevalece y también el que menos reconoces. Da el primer bocado y disfruta de cada sabor, de mezcla de condimentos. Siente las diferentes texturas en tu boca al masticar y mastica, mastica y mastica. Escucha cómo suena la comida cada vez que masticas y detecta qué es lo que produce cada uno de los ruidos y descansa los cubiertos entre un bocado y otro. Al enfocar tus 5 sentidos en lo que estás comiendo logras que el cerebro obtenga la satisfacción que debe obtener con la comida y no mande la señal de “más” buscando esa satisfacción.
3. Mastica.
Mastica la comida hasta que se mezcle perfectamente con la saliva; ahí es donde realmente empieza el proceso de digestión. El estómago no tiene dientes por lo que la comida le debe llegar totalmente procesada por tu boca. Esto hace también que el cerebro registre perfectamente que estás comiendo y mande la señal de “suficiente” cuando ya no necesitas comer más. Si lo practicas en todas tus comidas en muy pocos días se te hará costumbre.
4. Visualiza.
No necesitas cerrar los ojos para imaginar los nutrientes entrando a tu cuerpo a través del estómago, visualiza cada una de tus células brillar al recibir los nutrientes hasta que todo tu cuerpo brille con una hermosa luz blanca semitransparente; siente cómo tu cuerpo se carga de energía y cómo cada uno de tus órganos se siente agradecido y poderoso.
5. Lleva el plato servido a la mesa.5
Diversos estudios han demostrado que cuando las bandejas de comida están frente a nosotros en la mesa, comemos más. Sirve tu plato antes de sentarte a la mesa y calcula que el tamaño de tu estómago es del tamaño del cuenco, al ras, que se forma con tus dos manos juntas. No te sirvas más de eso aunque tengas mucha hambre. Si comes con conciencia vas a estar completamente satisfecha cuando termines esa porción.
Comer con conciencia plena nutre tu cuerpo y te ayuda a bajar de peso.